Primer Encuentro

(relato 1) Se ha puesto a llover como si no hubiera un mañana. En esta ciudad la verdad, la lluvia es compañera de viaje de manera incansable. Las he vivido de diferentes formas y colores. En esta ocasión no es calabobos, es agua a conciencia, y el frío, se cuela de manera irremediable en los huesos, y sobre todo por mis pies. Odio esta sensación, porque ya me costará una barbaridad deshacerme del frío en el cuerpo. He recogido el equipo, bolsa al hombro derecho, cámara en mano, bajo la chaqueta a modo de paraguas más bien y...¡a correr!. Creo que las fotos de hoy se venderán bien. El temporal de este año, está haciendo estragos. Hasta que se ha ido definitivamente la luz, he podido recoger como el mar golpeaba con fuerza el muro de la playa y se llevaba arrastrando a sus confines infinitos parte de las construcciones del paseo.